LA NOCHE
MAS LARGA
Esa en la que el tiempo se estira y mañana nunca
llega, los segundos parecen horas y te entra la ansiedad, sino desesperación,
pero hay que contenerse porque agredir a alguien no está bien y te metes en un
lio. Pero es que ese alguien, que en ese momento no aprecias mucho, más bien le
odias, te esta fastidiando como un clavo en el zapato. Te hace desgraciado,
generalmente porque no te deja hacer lo que deseas, que suele ser irse a
descansar tranquilo. Hay muchas variedades. Los amigos que te han sacado de
francachela todos bufados se empeñan en
continuar la fiesta y no te dejan irte. Esa novia tan cariñosa, que por otro
lado conoces poco y te plantea ciertas dudas sobre su estabilidad mental, que se
empeña en contarte su vida o ver una película abrazaditos o cosas más intensas,
pero que narices, no te apetece y lo que quieres es dormir pero por mucho que
lo intentes ella persevera. Luego están los ruidos caseros como el pipipipi de
cualquier electrodoméstico mal cerrado, el goteo de un grifo o el tierno llanto
de un bebe que de noche no lo es tanto. Más impersonal son las molestias
callejeras, una verbena ruidosa con música hortera que te machaca el cerebro,
los borrachos erraticos que berrean, las alarmas que se disparan, las motos de escape
libre que convierten tu calle en un circuito. O los vecinales como la televisión
del piso de al lado a toda leche o el perro del vecino que ladra y aúlla sin
parar. No hay aislamiento acústico que te libre, es insoportable e imposible
descansar. No se trata de ser un antisocial pero por favor si quiero dormir,
dejarme en paz.
Artículo Publicado en el periódico Mediterráneo el
17 d julio de 2017
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