jueves, 17 de julio de 2014

DMD

DMD Estamos por la vida, pero indisolublemente unida a ella está la muerte. Todo el mundo tiene Derecho a una Muerte Digna. El tema es espinoso, mezcla creencias religiosas, posturas políticas, prejuicios sociales etc. El debate se centra entre los que piensan que la vida, es indisponible y aquellos otros que creen que el titular de la vida es uno mismo y que debe primar la libertad individual. Me posiciono con los últimos, creo que toda persona puede disponer de su vida y elegir el momento y los modos para finalizar sus días, con la debida asistencia médica, morir sin sufrimientos físicos o psíquicos insoportables e innecesarios, Enfrentados a una muerte larga, humillante, penosa y dolorosa deberíamos poder elegir acabar lo antes posible, sin dolor, con dignidad, despidiéndote de tu gente. Así es en algunos estados americanos, en Suiza, en el Benelux y próximamente en Francia. En España la ley de Sanidad permite negarse a un tratamiento. El Código Penal de 1995 deja impunes la mera cooperación no necesaria, la complicidad al suicidio o la sedación paliativa. Desde 2011 hay un proyecto de Ley de los derechos de la persona ante el proceso final de la vida, que como tantas otras no se ha tramitado. Para un enfermo y para todos los suyos el peor final es el que no termina nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario