FAMILIATRA
Tengo un
amigo que se ha divorciado, ja, qué me va a contar a mí, desgraciadamente de
cada tres matrimonios, dos acaban en divorcio, ojalá esos números se inviertan,
porque estar con alguien toda la vida me parece bellísimo.
Bueno el
caso es que su problema no son las relaciones con su ex, que son buenas, ni con
sus hijos, magníficos y felices chavales, ni siquiera la pensión o el reparto
de bienes que es el lío de la mayoría de los divorcios. Lo que le quita el
sueño es el curioso entramado que se ha formado a su alrededor, veámoslo: tiene
una ex-mujer, dos hijos, sus padres, un ex-suegro y una ex-suegra, hasta aquí
todo comprensible, pero como los humanos tropezamos dos veces con la misma
piedra, resulta que se ha buscado una nueva pareja, cosa que lógicamente
también ha hecho su ex-mujer que rápidamente se ha recasado, a su vez, su hijo
mayor también se ha casado, ya tiene una nuera, su pareja también tiene una
hija casada que pasa a ser su hijastra y su marido su ¿yernastro? Y los hijos
de éstos qué son ¿sus nietastros? Se lleva muy bien con su ex-familia política,
todo ese sector supongo que sigue siendo lo que era, pero precedidos de ex, los
de su nueva pareja, suegros, cuñados, hacia arriba ocupan ese sitio, sin
embargo hacia abajo todos son terminados en astro. Y aún se complica más con
las nuevas parejas de sus padres, a su vez divorciados años ha, que ya me dirán
qué son de los hijos de su hijastra ¿reabuelastros? ¡Socorro!
La sociedad
actual necesita nuevas y más sencillas denominaciones para estas posiciones
familiares, porque en este lío tan monumental, salvo en pillar dolor de cabeza,
no se aclara nadie.
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