CRITERIO
PROPIO
El otro día
estaba charlando con mi hija Andrea sobre un tema de actualidad. Aclararé que
además de guapa es inteligente y estudiosa, le gusta comentar lo que va
aprendiendo y en general tiene bastante sentido común y opinión bien basada sobre
las cuestiones que se suscitan. Surgió una divergencia y como argumento me
ofreció uno que para ella tenía mucha fuerza: “me lo ha dicho una amiga que lo
vio en la televisión”.
Horror, he
fallado vilmente, es mi culpa no saber enseñarle, aunque ahora ya creo que lo
tiene claro, que hay que contrastarlo todo y pensar. Los hechos son eso,
hechos, si el partido acaba 2-1, no hay más discusión sobre el resultado. Pero
las opiniones, comentarios y forma de trasmitir la información varía
enormemente y una misma cosa se puede contar de muchos modos. Y no por
publicarse son ciertos. Cada medio de comunicación suele tirar a su tendencia o
interés, los humanos y la vida son así. Pensemos en las crónicas de una
manifestación, para unos había 10.000 y para otros 100.000, para unos son unos
demócratas y para otros unos incivilizados. Cada cual piensa y dice lo suyo,
pues eso está bien porque en el fondo es una expresión de la democracia. Dios
nos libre del pensamiento uniforme y más de las órdenes para creer algo sí o
sí. A los jóvenes si algo es importante enseñarles es que sí, que lean y vean
las noticias, pero que las mediten e interpreten, que no se lo crean todo. Mejor
que no se crean nada por principio y que tras un proceso mental de
racionalización generen su propia opinión, según su criterio y que utilicen
argumentos sólidos y nunca el lo he leído en la prensa o lo he visto en la tele.
Sólo así llegarán a ser personas completas y ojalá felices.
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