DESPILFARRO
DESALADOR
Hace años
tuve el placer de asistir con regularidad a una tertulia radiofónica donde la
verdad es que me lo pasaba fenomenal, solía ir de librepensador y discutir
civilizadamente con mis contertulios, que a menudo tenían opiniones contrarias
a las mías (nada que ver con la sórdida gentuza de la tele que se insulta y
grita por la audiencia de encefalograma plano). Allí reivindiqué un slogan:
“agua para todos”, eran los tiempos de la ínclita Narbona ¡Ahhhhhhh! y de la
muy política, poco económica y nada social paralización del trasvase del Ebro;
yo lo defendía, mis antagonistas se obcecaban con las maravillosas desaladoras
que nos iban a dar agua a porrillo. Hoy, varios años después puedo decir, con
más pena que otra cosa, que yo tenía razón.
De las 51
previstas, sólo hay 17, algunas están paradas y la que más funciona lo hace al
20% de capacidad, contaminan e incumplen la normativa medioambiental, otras no
tienen energía eléctrica, ni licencia de apertura ni de explotación, en algún
caso no hay tuberías de distribución, todas pierden dinero y el agua es
carísima.
En esa
fantástica idea se han gastado 2.426 millones de euros hasta ahora, la Unión
Europea que aporta 1.500 pide que se rindan cuentas que nadie conoce, bueno
algunas sí: 254 millones a Carboneras, 224 Cartagena, 297 Tarragona, 268
Águilas, 230 El Prat. A nosotros, más modestos como siempre nos tocaron 55 para
Oropesa y otros tantos para Moncófar, ninguna de las dos funciona. Mientras el
agua del Ebro con millones de hectómetros cúbicos de excedentes se sigue
tirando al mar. Con políticas así no sé cómo nos extrañamos de estar
arruinados. Chapuceros y demagogos al poder.
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