PIENSA
MAL
Y acertarás,
según el dicho popular, puede que así sea, a veces, quizás muchas, pero no
siempre. Parece que el 10% de la población es paranoica y un tercio desconfiada
en grado sumo. Una cosa es ser prudente y reflexivo lo que está bien y otra el
sujeto sistemáticamente receloso, que cree que todos están en contra suya y
solo quieren aprovecharse, engañándole o timándole porque él es el centro del
mundo, no perdona ni olvida, siempre temeroso y muchas veces mezquino, la falta
de autoestima es clara, no conoce la relajación ni la felicidad, suspicaz y
susceptible, cualquier crítica es mal venida, todo tiene doble sentido, y ve
conspiraciones por doquier, él no es responsable de sus desgracias, los otros
son los culpables, cree tener todos los derechos y razones y los demás ninguno
porque son malos todos, muy malos.
Quizás se
deba a nefastas experiencias pasadas, a todos nos han engañado o defraudado,
pero ello puede ser por malicia o por evolución de la persona en cuestión a la
que dejas de gustarle o cambia de opinión, eso es natural y no justifica un
sistemático ponerse en lo peor obsesionado con que te estafan o con infidelidades
calenturientas. Esta actitud destruye relaciones y amistades, hace imposible la
convivencia, no se puede tener una vida diaria normal y conduce a la soledad.
Solo siendo antisocial no sufres esas neuras, y esa actitud se contagia a los
demás que seguramente empezarán a actuar igual con el responsable, la
marginación y la depresión están servidas.
Definitivamente
el que desconfía de todo y de todos es un pobre desgraciado y en principio todo
el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario.
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