Mediterráneo, 7 de junio de 2012
Ya estoy
aquí, por fin abandono el lecho del dolor y me reincorporo a la normalidad
incluyendo una demasiado tranquila vida laboral y un inquietante y largo
periodo de rehabilitación. Ha sido una temporada larga y bastante dolorosa, con
mejores y peores momentos, una muy buena asistencia médica de la Seguridad
Social y un apoyo fundamental de mi mujer, siempre ahí, familia y amigos. Y
hoy, en una columna personalizada quiero dar las gracias por el inmenso cariño
que he recibido de mucha gente, visitas, llamadas, emails, mensajes, hasta a
veces resultar agobiantes, me dicen que estaban ahí, que me transmitían sus
mejores deseos y se ofrecían para cualquier colaboración. Algunos pensarán que
es una tontería pero yo estoy seguro que la fuerza mental de mucha gente
dirigida a un mismo fin es poderosa y consigue objetivos y que a ella debo
parte de mi recuperación.
Creo que
tengo una inmensa suerte de poseer el amor de una fantástica familia y el
cariño de muchísima gente, más de la que hubiera podido sospechar. Y aunque ya
lo sabía, he ratificado el hecho de que hay que valorar lo que se tiene y
disfrutarlo, así que ahora ese es mi principal objetivo y también mi más o
menos recuperada salud. No somos conscientes cada día cuando nos levantamos de
la suerte que tenemos de estar bien, la cantidad de gente que no lo está y no
le queda más remedio que bregar con sus problemas y sobrellevarlos lo mejor
posible. Frente a una salud correcta, a un amor-amistad pletórico, el dinero no
deja de ser relativo y con ellos la felicidad mucho más fácil de conseguir. En
fin, me enrollo demasiado, será por la medicación, pero lo sustancial: muchísimas
gracias a todos.
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