COPILOTOS
Vas
conduciendo, lo haces bien, tienes el carnet un montón de años, nunca has
tenido problemas especiales y apenas alguna multa por exceso de velocidad y por
mal aparcamiento, pero ya no, la edad te ha hecho mucho más prudente, quizás en
exceso, y no sólo tienes todos los puntos, sino que ahora te han dado más, por
no cometer infracciones.
A tu lado
cómodamente sentado va tu acompañante, también es buen conductor, pero coincide
que ahora conduces tú. Vas despacio, el de delante para siguiendo una fila, y
tu acompañante aprieta los pies contra el suelo impulsivamente tal que si
frenara mientras se agarra a la manecilla y pone cara de pánico como si el
choque fuera inminente, te haces el sueco para no discutir.
Doblas por
una travesía, y aquí empieza la conversación: -Casi nos damos ¿eh?. -Pero qué
dices, si estaba a tres metros. -¿Por qué no has puesto el intermitente?. -Pues
porque no viene nadie detrás. -Sí pero hay que ponerlo. -Bueno lo pondré la
próxima vez. -Vas muy rápido ¿no?. -Pero si voy a 50. -Pues parece mucho, no
corras.
Pasa un
rato, te fijas en algo que ocurre fuera y sigue la monserga: -Mira para
adelante, que siempre estás mirando a los lados y vamos a tener un accidente. -Vale.
-Pon las dos manos en el volante. No se te ocurra pasar el semáforo en naranja.
No cambies la música que ya lo hago yo. Respeta las señales, no te distraigas,
bla, bla, bla, bla.
La solución
no es tragar, ni montar en cólera. Para el coche, correctamente claro, te bajas
y que conduzca él, tú a descansar, ver el panorama o leer el periódico y a
poner tu música favorita. Pero entonces no seas mezquino y quieras vengarte con
la misma matraca. Sé comprensivo, cada uno tiene sus manías, y a vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario