IRA
Que feos son esos arrebatos de furia que con mayor o menor
intensidad y en un momento u otro todos tenemos en los que soltamos nuestra ira
y a veces producen consecuencias de las que nos arrepentimos.
Médicos, biólogos, psicólogos y otras especies de sabios y
sabiondos no se ponen de acuerdo sobre si es buena o mala, en ocasiones está
justificada y es necesaria, se ha creído mucho tiempo que mostrar los
sentimientos era positivo, otros creen que es innata al ser humano que tiene la
agresividad como instinto, pero está claro que en esos momentos de enojo
violento el sistema circulatorio, hormonal y la temperatura corporal se
disparan y te puede dar un achuchón. Parece más sensato no actuar en caliente y
reflexionar, inspirar, expirar y relajarse, el famoso contar hasta 100 de
nuestras abuelas. Vive Dios que no es fácil, hay veces que se te cruza un
pamplinas malasombra que no entiende nada o quiere fastidiar, aún así calma,
mucha paciencia y tranquilidad. Ojalá te ocurra sólo esporádicamente si es
permanente, gruñoncete amargado eso sí es una enfermedad. La verdad que en el
primer caso también puede serlo, es la llamada TEI (Trastorno Explosivo
Intermitente), hoy hay nombre para todo, supone ataques de ira explosivos,
desproporcionados e incontrolados. Con ellos no se consigue mucha efectividad,
no cambia la conducta de la otra parte, o solo momentáneamente por miedo, puede
causar una contra reacción inmediata de más ira y a largo plazo hostilidad y
diferencias más agudas.
Aspavientos, gritos, agresividad, indignación o violencia
cuanto menos mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario