REAL
FÁBRICA
En Alcora,
en 1727, arrastrado por los aires de la ilustración, el Conde de Aranda fundó
la Real Fábrica de Loza y Porcelana, para elaborar objetos cerámicos capaces de
competir con los mejores de Europa. Para ello se contrataron maestros de Sajonia
y Francia, se fundó una academia de aprendices para garantizar la calidad
técnica y artística de su producción, se establecieron sus ordenanzas y se creó
una red comercial con Europa y América. Sus 300 operarios consiguieron la mejor
loza europea del siglo XVIII. Todo ello se puede ver en el Museo de Cerámica de
l’Alcora junto con productos de otras manufacturas y talleres de la población,
cerámica contemporánea y un activísimo taller en el que se siembra la inquietud
del ceramista del mañana. Situado en un magnífico edificio compuesto por dos
cuerpos intercomunicados, una casa señorial de 1907 y una moderna ampliación
perfectamente integrada. Causa satisfacción ver que se respeta y cuida una
fuente de riqueza local. Aunque todo tiene un pero, hablo del edificio original
de la Real Fábrica, ejemplo de primigenia arquitectura industrial hoy en ruinas
y que constituye un verdadero tesoro que se debe conservar y rehabilitar,
serviría de ejemplo la Real Fábrica de Cristal de la Granja, magníficamente recuperada.
El espacio a pesar del tiempo y de los múltiples usos que ha tenido está
perfectamente definido y con posibilidades, allí entra todo, centros
culturales, de salud, cívicos, museos, clases, etc. Los momentos presentes son
duros, ya sabemos que no hay disponibilidad económica, pero salvada de la
demolición que la amenazó, hay que consolidar y tratar de avanzar. Salvemos la
Real Fábrica, se lo merece.
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