NO
GASTAR
Los impuestos españoles, entre directos e indirectos
suponen una de las mayores presiones fiscales del mundo, incluso superando el
50% de los ingresos, luego están los pagos a la Seguridad Social, las tasas,
etc. Todo se da por bien empleado para nutrir las arcas públicas del estado del
bienestar. Pero como el dinero lo ponemos nosotros al menos podríamos opinar
sobre aquello en lo que NO nos gusta que se gaste, como por ejemplo:
En administraciones mastodónticas e ineficaces, que nos
han sumido en la ruina, formadas no sólo por funcionarios honestos sino también
por gente elegida arbitrariamente que no cumple con su obligación; si las
empresas privadas se ajustan, la administración debe hacer lo mismo. En
asesores a miles, de los que disfruta cualquier cargo de segunda fila junto con
jefes de prensa, de gabinete, chóferes y toda una parafernalia de acólitos. En
empresas públicas, organismos, fundaciones, agencias, consorcios, televisiones
y departamentos de diversísimas raleas que son una administración paralela que
duplica competencias. En subvenciones a las agrupaciones más peregrinas, ni a
partidos políticos, sindicatos o patronal, ONG’s y cualquier otro grupo de más
de dos espabilados que deberían financiar sus afiliados. En cargos políticos, consejeros,
directores generales, secretarios de estado, de los que sobran la mitad. En tarjetas
de crédito, coches oficiales, jubilaciones doradas y multitud de prebendas de
las que goza la clase política y que no tienen parecido en la sociedad civil.
Si todos debemos sacrificarnos, la administración también,
hay que gastar menos, mucho menos. Recorten en todo eso y por favor que no nos
pidan más porque podemos quedarnos todos sin nada.
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